Capítulo 19: La búsqueda
Ran miraba el cuerpo inerte de Thea aún con lágrimas en los ojos. Thea sabía que debía ir tras Sian porque lo único que podría importarle más a Ran que el propio futuro del mundo era la vida de aquellos que apreciaba. Sian cogió la mochila de Thea y guardó en ella las tiendas. Ran enterró el cuerpo de Thea con magia y vio como Sian se montaba en su nave, ya era el momento de marcharse. Ran cogió su lanza se la puso en su espalda atada al cinturón junto al destructor de almas y alzó sus alas. Ran y Sian volaron hacia el punto de encuentro con Imza. Ran y Sian llegaron al punto de encuentro y allí estaba Imza esperándoles algo impaciente. Ran y Sian bajaron a la colina y saludaron a Imza.
—Ya creía que no ibas a venir —intervino Imza.
—Ahora tenemos un enemigo en común y si los dragers no hacen distinción entre ellos yo tampoco las haré —respondió Ran.
Imza vio el destructor de almas en la espalda de Ran —¿Eso es lo que creo que es? —Ran asintió —Espero que tan sólo tengamos que usarlo con Shenuk.
—Me temo que has hablado demasiado pronto —Sian señaló hacia arriba.
Ran e Imza miraron hacia arriba y vieron dragers volando hacia ellos. Ran cogió el destructor de almas y apuntó hacia el grupo de dragers. Se escuchó un sonido impactante y poco después tres dragers azules se convirtieron en cenizas, tan sólo quedaban cuatro dragers más azules, el resto eran verdes y naranjas. En total quedaban dieciocho, pero a Ran tan sólo le preocupaban los azules, al resto podría vencerles fácilmente. Cada disparo le costaba un cristal de poder y aunque poseía bastantes, sabía que debía reservar cristales para Shenuk. Ran disparó otras dos veces y derribó a los cuatro dragers azules que quedaban y a otros dos naranjas.
—Sian tú ve a por los tres dragers verdes que están en la izquierda, Imza tu ve a por los cuatro dragers naranjas del medio y yo iré a por el resto —les ordenó Ran.
Imza y Sian asintieron como respuesta. Sian se montó en su nave y voló hacia los dragers de la izquierda, Imza voló hacia el centro y Ran hacia la derecha. Sian disparó hechizos para derribar a los dragers y después con su espada les cortó las cabezas.
Ran disparó tres potentes hechizos contra los dragers menos poderosos y tras matarlos cogió su lanza, dispuesta a matar al resto de los dragers. Su habilidad había mejorado tanto que apenas le llevó unos minutos acabar con el resto de los dragers. La pelea había terminado y Ran se dedicó a quitarle a los dragers caídos sus cristales de poder, los necesitaría para la guerra que iba a comenzar. Ran colgó su lanza en su cinturón y volvió con Imza y Sian. Los tres decidieron marcharse a un lugar algo más seguro, así pues, volaron hacia las afueras Osrath.
Siguiendo a Imza llegaron al este del gran lago y bajaron hasta una gran explanada. Allí descansarían para comer algo. La gran explanada verde estaba llena de vida, en los árboles habían freywans [1] comiendo los frutos o desparasitándose unos a otros. Aquellos seres era los animales más parecidos a los seres humanoides, algunos dicen que los humanos pudieron evolucionar de una raza extinta de freywans y dado que el resto de los seres humanoides evolucionaron de los humanos técnicamente todos vendrían del mismo animal. Eran animales astutos y aunque en principio eran pacíficos era mejor no cabrearles pues podría llegar a ser bastantes peligrosos, sus enormes colmillos eran una prueba de ello.
—Este lugar lo descubrí cuando escapé de Osrath por primera vez. Es el único lugar a parte de Osrath que aún posee vida, el resto de las tierras están destruidas —dijo Imza.
—Yaevdhal volverá a reconstruir Dragavyr y estoy seguro de que se convertirán en lo que eran antes, una región llena de vida y verde —comentó Sian.
—Ya, pero eso sólo sucederá si conseguimos ganar esta guerra —indicó Imza.
—La ganaremos —afirmó Sian.
Sian e Imza hablaban mientras almorzaban, pero Ran no los escuchaba tan sólo estaba concentrada en pensar en cómo derrotar a Shenuk. «Llegado el momento debo enfrentarme al destino yo sola y sacrificarme» comprendió Ran. Ran entonces recibió un mensaje de Eldric necesitaban su ayuda pues se adentraban en terrenos peligrosos.
—La verdad es que es curioso que sin tener nada en común ambos hayamos dejado a un lado a nuestros reinos para unirnos a Yaevdhal —comentó Sian.
—Es cierto, pero creo que tenemos más en común de lo que podamos pensar. Después de todo ambos somos huérfanos y ambos luchamos por lo mismo.
—Debemos irnos ya, Eldric nos necesita —ordenó Ran.
—Pero ni siquiera has comido, ¿es urgente? —preguntó Sian y Ran en respuesta alzó sus alas—. Pues vale, indícanos el camino.
Sian se montó en la nave y entonces los tres alzaron el vuelo, se dirigían hacia el sur, esta vez estaban siendo guiados por Ran.
Mientras aquella mañana Eldric había partido de nuevo con el ejército adentrándose en Dragavyr, pero al poco tiempo Eldric había conseguido encontrar un lugar estratégico para montar el campamento del ejército.
Allí esperarían al resto de los ejércitos y librarían la guerra contra los dragers. Ocultos en un cráter enorme y cubiertas las espaldas por un monte pequeño aquel lugar era perfecto para montar el campamento base. Pronto los demás ejércitos se unirían a ellos. El campamento era grande y estaba compuesto por las distintas tiendas de los soldados, en cada tienda dormían seis soldados, exceptuando a los líderes y la tienda que serviría como hospital para atender a los guerreros heridos. La tienda hospital era la más grande de todas, podría tener media hectárea y dentro de ella estaban los hechiceros que los habían acompañado en el viaje con la misión de curar a los guerreros que así lo necesitaran. La tienda de Eldric la compartía con Khai y cada uno tenía su cama, que consistía en una hamaca colgante iguales a las que tenían los demás guerreros. En la tienda de Eldric también había un destructor de almas, una mesa pequeña con una silla y una lámpara colgada en el techo, esto último lo tenían todas las tiendas. Las tiendas de Yaevdhal serían de tela de color morado, las de Varlsilare serían verdes y las de Aurinko amarillas. Cada reino traía su propia tienda hospital y eran todas iguales, de color blanco y con los artilugios necesarios para atender a los guerreros dragers.
Eldric se despertó al día siguiente con una llamada de Jorell.
—Bueno días majestad, ¿cómo trascurren las cosas por Yaevdhal? ¿Alguna novedad?
—Pues la construcción del túnel hacia Sirenia está terminada y hemos podido comenzar a intercambiar recursos con las náyades. También he enviado la localización del campamento base a los líderes de los ejércitos de Varlsilare y Aurinko para se reúnan con vosotros lo antes posible. ¿Y por allí? —contestó
—En nuestro viaje hemos tenido dos encuentros con dragers. Hemos perdido a algunos guerreros, pero no a demasiados.
—¿Has podido hablar con Ran? —preguntó Jorell.
—Le acabo de enviar un mensaje para venga a ayudarnos, pero todavía no ha llegado. ¿Por qué? ¿Ha sucedido algo?
—Me he puesto en contacto con Ran, pero no me ha contestado.
—Es probable que no lo haya escuchado, no se preocupe seguro que está bien. Si tengo noticias de Ran, se lo haré saber —le confortó Eldric.
—Muchas gracias —Jorell finalizó la conversación.
Eldric salió de su tienda y miró como el ejército se entrenaba en una explanada cercana. Después de almorzar el ejército decidió descansar, no sabían cuando tendría lugar el próximo ataque y aún no habían llegado los ejércitos de Varlsilare y Aurinko. De pronto tres figuras lejanas se acercaban al campamento. Ran, Imza y Sian bajaron hasta el campamento base, los guerreros al ver a Ran aplaudieron entusiasmados. Sian dejó su nave con el resto de las naves de los guerreros y luego caminó hasta donde estaban Imza, Ran y Eldric.
—Eldric te presento a Imza, él nos ayudó a tomar Osrath —les presentó Ran.
Eldric le apretó la mano a Imza y entonces recordó algo.
—¿Dónde está Thea? ¿No viajaba con vosotros?
Imza se quedó blanco. «¿Thea era compañera de Ran?»
—Oh no… —soltó él pálido.
—¿Qué tal si vamos a conocer al resto de los guerreros? —preguntó Sian e indicó a Imza que le siguiera y ambos se marcharon con el resto del ejército.
Eldric miró preocupado a Ran.
—¿Qué ha ocurrido Ran?
A Ran se le escapó una lágrima. «No sé si seré capaz de contarle lo que ha pasado, es demasiado doloroso»
—Thea está muerta, pero no quiero hablar del tema.
—¿Tú estás bien? —preguntó Eldric abrazándola.
—Sí. Debemos estar listos para un posible ataque, prepara a tus guerreros inmediatamente.
Eldric asintió, se separó de Ran y ordenó a sus hombres prepararse para la batalla. Todos cogieron sus armas y se montaron en sus naves. Ran e Imza sacaron sus alas y alzaron el vuelo, poco después lo hizo Eldric montado en su nave. Los demás guerreros les siguieron hacia el cielo, algo confusos pues en la lejanía no se veía nada. Estaban comenzando a pensar que aquello debía de ser un error de Ran cuando de pronto una nube negra se acercó hasta ellos.
Eran cerca de casi quinientos dragers y casi la mitad eran azules y rosas, incluso había varios que eran rojos. Los guerreros al principio estaban muy asustados, pero entonces Ran, Eldric, Lion y Saz se pusieron en primera línea armados con los destructores de almas. Eldric ordenó eliminar primero a los más poderosos, los guerreros lanzaban poderosos hechizos contra los dragers, algunos de ellos caían muertos otros estaban heridos y no podrían luchar.
Eldric ordenó a algunos de sus mejores guerreros ir a por los dragers de los flancos izquierdo y derecho. Sian e Imza estaban entre esos guerreros y comenzaron a luchar con sus espadas contra aquel inmenso enemigo. Lion y Saz ya no pudieron disparar más con sus destructores de almas así que volvieron a la retaguardia con sus compañías.
Había un drager rojo en el medio que se alzó entre los demás, él era el líder de aquella comanda de dragers, Ran lo supo enseguida. Ran se colgó el destructor de almas en el cinturón, cogió su lanza de su espalda y alzó el vuelo hacia el drager rojo evitando los ataques del resto de los dragers.
Después de lanzarle varios hechizos fue a por el flanco derecho y mató a varios dragers con su lanza, a su espalda le seguía el drager rojo. Eldric al ver lo que estaba haciendo Ran comandó su ejército contra los dragers y fue tras Ran, pero un drager rosa le cerró el paso. Eldric comenzó a luchar contra el drager y tras conseguir derrotarle se escuchó un gran estruendo. Ran había usado el destructor de almas, pero había dado una de sus vidas a cambio. Entonces los dragers comenzaron a estar confusos, su líder había muerto y eso les hacía débiles. Lo suficiente para que el ejército pudiera derrotarlos. Los dragers cayeron todos muertos uno a uno, la batalla había terminado por fin. Los guerreros gritaban victoriosos y alegres, habían conseguido vencer y nadie había muerto. Todos bajaron hasta el campamento base y dejaron sus naves, y comenzaron a sanar a los heridos, había sido una dura batalla; si no hubiera sido por Ran jamás podrían haberla ganado, y era algo que todos sabían y tendrían muy presente en su memoria.
Eldric buscó con la mirada a Ran, entonces vio que Imza la sostenía entre los brazos y la bajaba hasta el campamento base. Sian estaba herido y Khai tuvo que ayudarlo para bajar hasta el campamento, pero al oír que Ran parecía no despertarse lo dejó todo y se fue corriendo hasta la tienda de Eldric. Ran estaba tumbada inconsciente en la tienda de Eldric. Imza estaba curando sus heridas, pero aun así no conseguía despertarse. Sian no podía esperar para ver a Ran, así pues, interrumpió en la tienda. Eldric estaba al lado de Ran y Sian le apartó. Sian se acercó hasta Ran y puso sus manos sobre su corazón, apretó y giró. Una luz interior salió del cuerpo de Ran y entonces ella despertó de un sobresalto.
—¿Estás bien? —preguntó Sian y Ran asintió como respuesta.
Ran miró a Sian y al ver que estaba herido se preocupó.
—Sian estás sangrando.
—No te preocupes, estoy bien.
—No, no lo estás. Mira que eres bruto Sian. —Ran apuntó a Sian y le curó sus heridas en unos segundos—. Ya está. Ahora lo que quiero saber es si hemos vencido a los dragers y puedo descansar o tengo que volver ahí arriba.
—No te preocupes, hemos ganado.
—Sí, pero lo que has hecho ha sido demasiado peligroso incluso para ti Ran. Recuerda que sigues estando bajo mis órdenes —dijo Eldric enfadado.
—Sé que no he hecho lo correcto, pero era la única forma de poder vencerles. —Ran se levantó—. Ahora si me disculpas debo seguir las órdenes de la reina y encontrar a Shenuk para acabar con esta maldita guerra —dijo Ran saliendo de la tienda de Eldric e Imza la siguió.
Sian iba a seguirla, pero Eldric le detuvo.
—Espera Sian, tengo que hablar contigo. Khai ve a ayudar a los heridos y avisa a los reyes de que Ran se encuentra bien. —Khai asintió y salió de la tienda—. Sian has sido leal a nuestro reino y como recompensa te voy a nombrar guerrero drager. ¿Aceptas jurar lealtad a Yaevdhal y respetar nuestras leyes; y servir y proteger Yaevdhal como guerrero drager?
—Sí, es todo un honor para mí aceptar servir a Yaevdhal.
Eldric se dirigió a un baúl, lo abrió y de él sacó la marca de los guerreros dragers. Se acercó a Sian y le marcó en el brazo derecho.
—Ahora eres oficialmente un guerrero drager, enhorabuena Sian. Ya puedes marcharte.
Sian se marchó orgulloso, ahora servía oficialmente a Yaevdhal, era un guerrero drager. Ran entró en su tienda y poco después lo hizo Imza. Ran dejó el destructor de almas en un lado de la tienda junto a su lanza y cogió un bocata de dentro de la mochila. Ran se lo comió y después bebió un poco de agua de una jarra que había en la tienda. Ran se dio la vuelta y al ver a Imza sonrió.
—Tenía hambre —admitió Ran —Gracias por cogerme.
—Es lo mínimo que podía hacer, sobre todo después de lo te hice. Lo siento mucho… yo jamás pensé que Thea era tu compañera.
—Ya bueno, en cierto sentido ya lo sabía; pero me negaba a creer que pudiera traicionarme. Es algo que me inquieta, haberme dejado llevar así por mis sentimientos de esa manera…eso sí que es peligroso.
—A mí me ha pasado lo mismo con Lyria —le recordó Imza
—¿Cuál es tu historia? —preguntó Ran.
—Mi madre murió cuando yo tenía diez años y mi padre cuando yo tenía dieciocho, estoy solo desde entonces. Cuando los dragers dominaron Dragavyr en la gran guerra mi abuelo consiguió conquistar un enorme territorio y lo nombraron rey. Mi padre tuvo que marcharse por casarse con una varluv y me tuvieron a mí. Cuando los otros herederos murieron mi abuelo me nombró príncipe. Seguimos dominados por los dragers, pero éramos los únicos que hemos resistido durante todo este tiempo. Viví un tiempo aquí en la ciudad, pero después de convertirme en guerrero drager decidí volver a casa —explicó Imza.
—Es realmente impresionante —reconoció Ran— ¿Por qué se marchó tu padre sólo por casarse con una varluv?
—Estaba mal visto, casarse con alguien que no fuera de tu raza. Mi abuelo no quería un mestizo como heredero, pero se quedó sin herederos así que me nombró príncipe. Yo jamás me he sentido como tal, sino fuera por él mis padres seguirían vivos. Así que me hice guerrero drager para no tener que volver a ser príncipe. Ahora yo mismo le he matado, y todo por venganza.
—Me ha gustado que me contaras tu historia, pero ahora debemos concentrarnos en ir tras Shenuk.
—Espero que nuestro sacrificio merezca la pena. Dime, ¿crees que le venceremos?
—Creo que al final lo conseguiremos —contestó Ran.
Imza la miró y supo que se estaba callando demasiado.
—Pase lo que pase debemos luchar hasta el final. Ya hemos llegado demasiado lejos para volver atrás.
—Tienes razón —admitió Ran—. Ya no hay vuelta atrás.
Ran se sentó en el suelo, sacó de su mochila un mapa y lo abrió. Empezó a buscar posibles escondites y de pronto cayó en algo evidente. «El volcán de Ryordor, está allí»
—Está en el volcán, Imza.
—No puedes ir sola hasta allí, te matarían. Yo te acompañaré.
—De acuerdo, pero no se lo puedes decir a Sian —e Imza asintió conforme.
De pronto entró Sian en la tienda y les interrumpió con una tos carrasposa.
—Ran.
—Hola Sian —le saludó Imza.
—Si queréis podéis uniros a cenar —les informó Sian.
—Vale, gracias. Enseguida vamos —afirmó Ran.
Imza y Ran salieron de la tienda y caminaron hasta donde estaba la hoguera. Allí estaban Eldric, Khai, Lion, Saz y Sian sentados alrededor de una gran mesa cuadrada sobre la cual había un enorme banquete. Ran e Imza se sentaron y comenzaron a comer, la magia y la lucha les había dado demasiada hambre. Terminaron de cenar y se fueron a sus respectivas tiendas para descansar, excepto Sian que entró en la tienda de Ran.
—Hola, no he podido hablar contigo en la cena de lo sucedido. ¿Estás bien?
—Me dan fuerte dolores de cabeza.
Sian se acercó hasta ella y la abrazó.
—Por cierto, ¿de qué va Imza? No entiendo por qué hace todo esto.
—Por su familia. Prometió vengarse de los dragers.
—Entiendo, yo pasé una etapa parecida hace unos años. Antes de conocerte siempre estaba enfadado y triste. Me diste esperanza —confesó Sian.
—Yo también pasé por una etapa así hace mucho, pero entonces conocí a Tula y me enamoré de ella. Cuando dejé a Eldric ya todo el mundo supo que era lesbiana, aunque jamás me he atrevido a decírselo a mis padres.
—¿Por qué? En Yaevdhal hace unos años que se legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo. ¿Tenías miedo de lo que pudieran pensar de ti? ¿De tu reputación?
—Tenía miedo de que no me aceptaran. Enfrentándome a dragers y mi mayor miedo siempre ha sido ver como todos me repudian por lo que soy. Cuando estaba estudiando para ser guerrera drager a Tula la marginaban y la perseguían porque no tenía miedo de esconder su sexualidad y al final… acabó siendo asesinada por ello.
Sian la miró con ternura y la abrazó.
—Pase lo que pase, siempre me tendrás a tu lado Ran.
—Gracias, Sian. Será mejor que vayamos a dormir, mañana tenemos que ir a la guerra contra los dragers.
***
Mientras tanto en Sirenia, la esposa de Kalan había muerto debido a una enfermedad y no le había dado aún un legítimo heredero para su trono, por lo que la situación de Kalan era muy delicada. Había un par de comandantes con descendientes que estarían dispuestos a dar un golpe de estado y arrebatarle el trono. Kalan estaba furioso pues Yaevdhal no había cumplido su acuerdo. No sólo era comida lo que se exigía comercialmente sino también medicinas y estas no habían impedido la muerte de su esposa.
Kalan furioso cogió el transformador de magia que antes sostenía el campo magnético de la ciudad y lo puso en una nave. Kalan condujo la nave afuera de la ciudad hasta llegar a una explanada escondida detrás de un montículo. En ella había un huevo. Puso los extremos en el huevo y esperó hasta que comenzó a eclosionar. Tiró el transformador a una cueva y observó como del huevo salía un monstruo que ahora estaba a sus órdenes.
[1] Homínido con cuatro brazos y dos piernas, todos con manos acabadas en uñas peligrosas. Su pelaje normalmente verde y azul era corto y les cubría todo el cuerpo exceptuando el rostro. Tenían grandes mandíbulas con dientes peligrosos y dos ojos grandes claros.